16/11/15

El "berretín" de las cosas idas... Sara Dilonardo

Sara Menicocci junto a su esposo Nello, y un grupo de amigos en

 

"Un intento por llegar con los Recuerdos, hasta los confines del alma"  

 

 

Una de las características sobresalientes del ser humano, es el poder de la memoria. Hay quienes muy dotados de este don por la naturaleza, lograron con sus recuerdos, transmitir a nuevas generaciones, vivencias de su paso por la vida. 

Esta columna, en este mes de Noviembre de 2007, cumple 7 años de vida. En el transcurso de ese lapso fue posible, gracias a la colaboración, aporte de material y la buena memoria de quienes nos acompañaron, llegar a las 64 publicaciones de El "berretín" de las cosas idas... Francisco Pastínante, a través de la edición de su libro "Pinceladas de Recuerdos" nos permitió acceder a innumerables anécdotas, hechos y personajes de Arroyo Seco, contribuyendo de esa forma a conocer parte de su historia. Con la desaparición física del escritor, otros temas en borrador habían quedado en el anonimato. Gracias a sus familiares, en esta página nos fue posible recopilarlos y ponerlos a disposición de nuestros lectores. 

Es por eso, que una vez más contamos con un relato inédito de su autoría donde evoca la vida de Sarita Dilonardo; una mujer que muchos conocimos y recordamos con el cariño hacia una buena amiga y reconocida vecina de nuestra ciudad. 



"SARITA"... 





Desde principios de siglo, Don Nicolás Dilonardo junto con su familia vivieron en la casa ubicada en Belgrano 862 de Pueblo Aguirre (Estación Arroyo Seco). 

Al frente tenía un tapial bajo y en el medio una puerta de hierro y chapa. Desde allí arrancaba un caminito de baldosas rojas que se unía a la casa que estaba construida en el interior del terreno. Entre la cerca de ladrillos y la casa, un jardín con rosales y amapolas florecidas y a un costado sobre la medianera vecina, plantas de retamas adornadas profusamente de flores amarillas que transformaban todo en un hermoso vergel. 

Allí nació por 1910 Sara Concepción Di Lonardo (Santa). En ese lugar creció y se desarrolló su infancia, en medio de juegos y diversiones. Ya en la adolescencia joven y vivaz, fue un símbolo de alegría de su barrio. Sus vecinos la querían mucho, era muy comunicativa. En las tardes calurosas de la semana de carnaval, jugaba con agua junto a los vecinos y los entrometidos de otros barrios, en la seguridad de divertirse sanamente. La vereda de ladrillos y la calle de tierra quedaban regadas al final de los juegos de agua. 

La recuerdo en las fiestas mayas o del 20 de Septiembre, concurriendo a las "kermeses"de la Sociedad Italiana, junto a sus amigas con su vestido blanco y vaporoso. Por lo general integraba con ellas la Comisión de de Fiestas. Era costumbre vestirse todas iguales. Ponían así una nota de agradable distinción a los festejos. Sarita era simplemente linda. De tez morena, sus ojos vivaces, los cabellos negros y largos que enmarcaban el óvulo de su rostro, realzaban su belleza con tinte de gitana. Sus aros grandes y sus pulseras servían para reafirmar su personalidad exuberante de juventud. Un día ya mayor de edad se casó con Nello Menicocci. De allí en más vivieron intensamente su tiempo. Cuando el destino cegó la vida del esposo a raíz de un accidente, Sara quedó sola y sufrió mucho. Había perdido al amigo, el compañero que amó incondicionalmente. A partir de ese día ya no pudo ser la misma de antes. Un dejo de tristeza se apoderó de ella, deambuló por sus ojos, por su mente y por su alma. Ni por un instante olvidó a Nello. 

Con entereza siguió el ritmo de la vida; fue generosa con los humildes y amiga de sus amigos. Su Fé católica le ayudaba a sobrellevarlo todo. El movimiento social de la ciudad, contó siempre con ella. Estaba ligada sentimentalmente al C.A.Unión desde su juventud y concurría asiduamente al C.A.Talleres con sus amigas. Su gracejo picante, no hacía mas que cubrir a su alma bondadosa. Desde muy joven se afilió al Partido Demócrata Progresista y en mas de una campaña política fue integrante de las Comisiones Femeninas de la agrupación y fiscal en las mesas receptoras de votos.

Concurría invariablemente a la peña de la Democracia Progresista. Lo hacía con un grupo de correligionarias amigas poniendo así una nota social y respetuosa a esas reuniones. Un día lloró a don Domingo Tessone, un viejo correligionario que desde su niñez había sido vecino y amigo. Es que había dejado de existir un humilde pero valioso hombre de la Democracia. Hace pocos años, Sarita fue víctima de un asalto en su casa, hecho que conmocionó a la población. A pesar del infortunio resultó ilesa, pero no lo suficiente para olvidar aquellas horas crueles. Se desplomó espiritualmente y su carácter cambió. Expresó varias veces sus amarguras y amenguó sus ganas de vivir. Últimamente enfermó y a pesar de los cuidados prodigados ella se fue, en un crudo día de invierno del mes de Junio de 1990. Fuimos muy amigos y sentía por ella un profundo respeto. 

Más de una vez, en tono irónico no exento de penas, me pedía que cuando se fuera de este mundo, yo debía despedirla. No fue posible, las circunstancias impidieron que se cumpliera su deseo. Hoy en estas pinceladas de recuerdos la evoco tiernamente, evoco al ser humano. a la correligionaria, a la amiga que nos dejó. La recuerdo con su hermosura de adolescente, por su bondad, por su calidad de mujer, por la fidelidad a sus principios. 

Añoro la mesa que compartimos alguna vez en cualquiera de las mañanas frías en el Bar de "Cacho" Herrera, en la que comentábamos las cosas triviales del día, junto al pocillo de café humeante, en una reafirmación constante de nuestra amistad sin tapujos. 

Gracias Sarita, aunque te hayas ido, por todo lo que fuiste. 


Y así llegamos al final de un nuevo artículo totalmente convencidos de que escribir sobre el pasado, no es solamente identificar emocionalmente a los recuerdos; sino que es también la esencia que toma de ellos el Alma de quien escribe, en toda la hondura de su sensibilidad; y que con el lenguaje de sus vivencias. recoge, transmite y expresa en la fuerza de sus palabras. 


Agradecemos a: Rita Pastinante y Nano Fattore
 

* Este material fue publicado originalmente en TEMAS & NEGOCIOS.


 

 

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